El carnaval siempre es una buena fecha para desatar la creatividad, sobre todo si tienes niños en casa y en el cole te proponen temáticas complicadas de abordar en un ‘Todo a 100’. A nosotros este año nos ha tocado el espacio (el sideral, no vayáis a pensar en el conceptual). Lo cual hizo mucha ilusión al sector de padres frikis, que ya tenían planificado un disfraz conjunto para recrear el Episodio IV de Star Wars.
- “Señores, por favor, un poco de orden”, dijo la profesora en la reunión. “Nada de películas ni frikeces, intentemos que esto sea algo educativo”. Unas palabras que fueron acompasadas por un sonoro ‘Ohhhh’ de decepción.

Un must en todas las casas ¿hay alguien que no lo tenga?
Como soy un cero total en lo que a costura se refiere, acudí rauda y veloz a la gran superficie oriental de turno a ver si encontraba algo parecido a un astronauta, un cohete, un marciano… Y lo encontré… ¡a precio de sastre a medida! Mi gozo en un pozo.
Agotados todos mis recursos, sólo quedaba una última esperanza: un brainstorming con los pequeños en el salón.
- A ver, decidme cosas del espacio
- ¡Un cohete!
- ¡Un astronauta!
- ¡Un marciano!
La reunión estaba siendo muy poco fructífera, hasta que me di cuenta de que el pequeño tenía un agujero en la rodilla del pantalón. “Tengo que ponerle un parche”, pensé. Y me imaginé un pequeño planeta en aquella rodilla pelada. Y otro más arriba. Y otro, y otro más… ¡el Sistema Solar! Ya estaba ahí la idea, ahora sólo quedaba desarrollarla.
Al día siguiente fui al súper a comprar todos los aparejos necesarios para poner a punto los disfraces. Allí me encontré con una de las mamás del cole, que me preguntó, precisamente, por el tema en cuestión.
- ¿De qué os vais a disfrazar?
- Pues me he montado una película que no sé yo cómo me quedará
- Uy, si yo te contara…
- ¿De qué va a ir la tuya?
- De Sistema Solar
Really??? Y yo que me las daba de original. El caso es que después de echarnos unas risas a tenor de la coincidencia, se despertó en nosotras un pique interior que se ha traducido en pura magia creativa espacial. Quiero compartir con vosotros ambos procesos con el fin de representar cuan diferente puede representarse una misma idea.
El disfraz de Alicia
Mi ‘rival’ en esto de hacer el Sistema Solar más estupendo tuvo la suerte de encontrarse con una tela estrellada que le iba fetén con el tema a elaborar. Le abrió un agujero para meter la cabeza tipo túnica, con la idea de que la testa de su hija representase el sol, y sobre la tela encajar los planetas.

Creatividad en estado puro, el sistema solar en proceso de secado
Con base de tela de foam embadurnada de pasta de papel, algo de pintura roja (por aquello de ser fiel al fuego que sale de nuestra estrella más querida) y una diadema fabricó una especie de corona aparentando los rayos del sol.
Los planetas están hechos con bolas de poliespán partidas por la mitad. Para conseguir la rugosidad se han cubierto también de esa pasta de papel. Una vez seco el pastiche, pintó los planetas con témperas.
Sólo quedaba montar el escenario. Con un rotulador plateado pintó las órbitas, y con silicona caliente pegó los planetas en su respectivo lugar.

Sin duda un disfraz de otra galaxia.
Mi disfraz
Por mi parte, seguí con la idea de los parches. Compré varios de esos de pegar con plancha de distintos colores, una peluca color rubio Nancy (en mi caso la cabeza también representa el sol), saqué las pinturas Manley y me puse al lío.
La base del disfraz son dos piezas: un pantalón viejo azul marino y una camiseta de manga larga y cuello vuelto del mismo color. Sobre ellos pinté las órbitas con una cera blanca y señalé los puntos en los que colocar los planetas.

Apunta porque esto es más que un disfraz, creatividad y aprendizaje ¿quién me lo iba a decir?
Con un bolígrafo señalé las formas de cada uno de los planetas en los parches y las recorté para, más tarde, colocarlas en su respectivo lugar en pantalón y camiseta. Una vez realizado el proceso de pegado, plancha en mano, aproveché algunos trocitos de parche sobrantes para hacer los anillos de Saturno y Urano (que también tiene anillos, de verdad de la buena).
Después, apliqué a cada planeta diferentes colores con las ceras, realizando degradados que le dieran un aspecto más parecido al que tienen en realidad. Además, añadí otros elementos (naves espaciales y meteoritos) con más trozos sobrantes de parches. Finalmente, con la cera blanca repasé las órbitas y pinté pequeños puntos en el fondo como si fueran estrellas.

Aquí llega la parte más entretenida en la que nos pueden ayudar los niños y hacerlos partícipes de su disfraz. El 10 en «Social Science» lo tiene asegurado 😉
En cuanto al sol, realicé varias trenzas a la peluca con el fin de que pareciesen los rayos, aunque me ha quedado un poco más tipo Reina de Dragones en Juego de Tronos, las cosas como son. Es difícil conseguir que se queden más o menos tiesos sin usar alambres (algo poco recomendable en una clase de becerrillos de primaria). Pero siempre cabe esa posibilidad.

¡Tachaaannn!! y así quedo finalmente el disfraz. La experiencia ha sido estupenda.
No os vamos a hacer decidir cuál os gusta más (porque seguro que salgo perdiendo, jeje) pero… ¿qué os ha parecido? ¿Os hemos despertado nuevas ideas? Esperamos que así sea.
Sabemos que a veces no hay tiempo para estas cosas pero es tremendamente recomendable y enriquecedor. Y si encima tienes a alguien con quien ‘picarte’, mucho mejor, puedes aprovechar la oportunidad para que uno tire del otro, para que no decaigas y termines cayendo en la maldición del Hiper Asia.
¡Feliz y original carnaval!

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